JUICIO A BUSH COMO CRIMINAL DE GUERRA
Irma BarretoEn los próximos días culmina en Estados Unidos el mandato de un genocida y autor del primer gran mnemocidio del siglo XXI.
George W. Bush entregará el mando después de haber desatado una guerra absurda, en la cual su país sigue empantanado, con un costo humano abrumador y costes materiales imposibles de calcular. Buena parte de estos costos han sido y seguirán siendo cubiertos por otros países, instados a contribuir a la reconstrucción de Irak por la Organización de las Naciones Unidas, organismo obsoleto, varias veces pisoteado por EEUU para llevar a cabo sus propias decisiones.
Desde el momento en que George W. Bush decidió unilateralmente derrocar el gobierno de Irak (marzo 2003), el número de muertos civiles durante el conflicto pasa de 1.200.000 personas.
Hasta abril de 2007 se estimaba en 1,9 millones el número de iraquíes desplazados dentro del país y en 2,2 millones los refugiados en el exterior. Incontables los heridos y lesionados graves por el uso de armas incendiarias tipo napalm, bombas de racimo y municiones de fósforo blanco en áreas densamente pobladas. Los sufrimientos humanos han sido indecibles. Torturas y humillaciones continúan sufriendo los prisioneros de guerra. Guantánamo es un terrible ejemplo.
Conocer estadísticas completas hasta hoy resultaría prácticamente imposible dada la manipulación aplicada por la gigantesca maquinaria de desinformación estadounidense.
El mnemocidio
Si los daños materiales son incalculables, la destrucción cultural ha sido calificada de mnemocidio: estamos siendo testigos de la destrucción de gran parte de la memoria de la humanidad.
Fue en Sumer, en el sur de lo que hoy es Irak -tierra situada entre los legendarios ríos Tigres y Eufrates- donde surgió la primera civilización del mundo. Diversos sistemas de escritura quedaron grabados sobre tablillas de arcilla conservadas junto con muchas otras reliquias históricas en el Museo Arqueológico de Bagdad, hoy reducidas a escombros, al igual que la Biblioteca Nacional de Irak, por las tropas estadounidenses y sus aliados.
Restos de aquella civilización salvados de la invasión tártara en el siglo XIII han desaparecido por obra de Bush en el siglo XXI.
Estos actos de barbarie no pueden ubicarse en otro plano que no sea el de crímenes de guerra.
¿Pesan más los 148 muertos de Hussein que los millones de muertos de Bush? En noviembre de 2006 Hussein fue llevado a la horca, luego de ser condenado por un tribunal especial constituido por los colaboradores de la potencia ocupante. Se le acusó de la muerte de 148 personas en Dujail, en 1982.
“Este es un tribunal montado por Paul Bremen (encargado provisional de Irak, designado por EEUU), constituido por personas desconocidas, quienes recibieron 170 millones de dólares para financiar su funcionamiento”, dijo Sabah al-Makhatar, presidente de la Asociación de Abogados Arabes en Inglaterra.
De nada valió comprobar la inexistencia de armas de destrucción masiva en Irak ni la imposibilidad de demostrar los supuestos vínculos Hussein-Al Qaeda. Ya Saddam Hussein estaba condenado a muerte desde el Pentágono.
Veinticinco millones de dólares había sido la recompensa ofrecida por EEUU por la captura de Hussein, y quince millones por cada uno de sus dos hijos, Udai y Qusai, quienes fueron asados vivos en la casa que les servía de refugio. La noticia de sus cadáveres calcinados recorrió el mundo, como un trofeo de George W. Bush.
Con el imán de la recompensa fue hallada la cueva donde se cobijaba Hussein. Su pueblo no le protegió porque el esplendor de sus palacios y riquezas le había impedido ver las miserias del hombre común.
¿Es acaso mayor el peso de la muerte de 148 personas, invocado para ahorcar a Hussein, que los millones de muertos en las guerras de Afganistán e Irak?
Impunidad ampara nuevos crímenes
La administración de Obama no garantiza el cese de estas acciones criminales, pues su Secretario de Defensa, Robert Gates -el mismo de G.W.Bush, ratificado por el nuevo mandatario- se apresuró a buscar un Acuerdo sobre el Status de las Tropas extranjeras en Irak antes de que expirara el 31 de diciembre el mandato de la ONU sobre la presencia militar extranjera en el país oriental. Tal status no es otra cosa que un contrato de permanencia que garantice el control y la impunidad militar de Estados Unidos sobre territorio iraquí.
La camarilla títere de Irak accedió complaciente a tales requerimientos, en medio de fuertes protestas populares, pues la resistencia se niega a aceptar acuerdos espurios impuestos por el invasor.
Dennis Loo, profesor de sociología en California State Polytechnic University, de Pomona, miembro del comité directivo de “El Mundo no Puede esperar”, señaló en un artículo en noviembre de 2008:
“Dejar de juzgar y responsabilizar a los criminales de guerra significa que las acciones del Gobierno de Bush se pueden repetir en el futuro, ya sea durante la administración de Obama o por cualquier otro futuro presidente. En otras palabras, cualquier tirano puede hacer aquello que desee porque Bush lo hizo y se salió con la suya.”
Bush y Estados Unidos enemigos de la humanidad
Actuar al margen de las leyes internacionales es convertirse en hostis humani generis (enemigo de la humanidad), precisó el jurista estadounidense Michael Ratner, presidente del Centro de Derechos Constitucionales de Nueva York, y defensor de los prisioneros de Guantánamo, quien se avergüenza de los crímenes cometidos por su país. Respecto a las argucias de EEUU para evadir las leyes, Ratner ha señalado:
“Aunque ha incurrido en violación de la Convención de Ginebra, por lo que entraría en los crímenes de guerra que atiende la nueva Corte Penal Internacional, EEUU no ratificó el tratado de Roma que dio origen a este tribunal y está haciendo todo lo posible para socavar su peso. Tampoco hay mucho que se pueda hacer dentro de la ONU porque EEUU domina en el Consejo de Seguridad”.
Sin embargo, existe la posibilidad de crear tribunales ad hoc o tribunales penales alternativos, de los cuales hay precedentes. En este sentido se viene trabajando a nivel internacional para poner fin a la impunidad de EEUU, de sus gobernantes y de sus aliados. Dejar de juzgarles como criminales de guerra significa dar luz verde para que prosigan sus descabelladas acciones en cualquier lugar del mundo.
George W. Bush debe saber desde ya que, de uno a otro lado del universo, va in crescendo el murmullo de voces que le condenan como criminal de guerra. Ya hay un amplio movimiento en escala internacional, respaldado por juristas de trayectoria, quienes están dando aliento y soporte jurídico a la resistencia iraquí y al derecho de todos los países a hacer respetar las normas del Derecho Internacional y los acuerdos de la Convención de Ginebra.
¡JUICIO A BUSH EN EL 2009! es el grito de los pueblos a nivel internacional.
irbami@cantv.net (periodista venezolana)
No hay comentarios:
Publicar un comentario