Por: Alberto Lovera (h)
Quiero comenzar esta reflexión pidiendo excusas a los lectores y lectoras por tratar un problema que podríamos considerar de doméstico tal y como es la mil millonaria suma de dinero en horas hombre que se pierde diariamente en nuestra Ciudad Capital, soy un usuarios diario de la Carretera Panamericana, que cada vez se parece más a la Trocha Panamericana.-
Da depresión progresiva conjugada con rabia y ansiedad, es decir los tres elementos básicos que originan un suicidio, el deterioro indetenible que sufre esta arteria vial que comunica la Capital del Estado Miranda y más allá con la Capital de la República Bolivariana de Venezuela.
El infierno que crece al final de de la vía, el cual afecta a los conductores por la rotura del pavimento producto de una agua permanente que sale uno no sabe de donde, pero que afecta muchísimo más a los peatones que necesariamente tienen que transitar por allí. El día de ayer veía como una madre metía sus pies en el fango asqueroso que se forma allí,porque cargaba a su hijo, de quizás un año, para que el niño no se contaminara sus pequeños y vulnerables piececitos. Bien reza el dicho madre es madre y madre hay una sola en la vida.
Todo esto sucedía mientras transitábamos los vehículos por allí, y yo me pregunto, además de ella, cuantas cientos de personas vivirán a diario un Calvario igual que ya forma parte del paisaje. La violencia que nadie ve, la violencia que nadie oye. En otro día , cuando iba transitando por los altos mirandinos había caído un aguacero tremendo, las calles estaban inundadas y delante de mi un conductor o una conductora en una Merú aceleró por el centro de la vía mientras el agua se desbordaba hacia las aceras llenas de GENTE, las cuales quedaron enchumbadas por los borbotones de agua que despedía el vehículo.
Cada día me impresiona más como parece crecer el desprecio de GENTE hacia la GENTE. Parece que estamos viviendo un proceso creciente de deshumanización, y que me parece está adquiriendo dimensiones de “problema social” por lo menos en las grandes urbes de nuestro país.
Es la violencia que casi nadie ve, porque así como los casos que comenté cuantos más no se darán de manera casi cotidiana. Volviendo al tema original lo que me motivó en primera instancia a escribir estas líneas fueron las seis horas perdidas en días recientes en colas para llegar en la mañana a mi sitio de trabajo y en la noche a mi casa.
En días pasados hice una reflexión similar y es que tanto tiempo de la vida de uno desperdiciado en el tráfico caraqueño, considero que debería ser tema de reflexión del alto gobierno, para, de manera coordinada y articulada, diseñar un conjunto de acciones que reduzcan éste problema.
A los queridos candidatos nuestros a Alcaldías y Gobernaciones, les recuerdo que “Solo el Pueblo Salvará al Pueblo” nunca dejen de ser pueblo.¡
Hasta la Victoria Siempre!
Fuente: Envíos a nuestro Correo, Grupos